Si los grupos feministas en Colombia no se hubieran pronunciado enérgicamente ante el país, el acoso de Poncho Zuleta a Karen Lizarazo, la cantante pasaría de agache, como una anécdota más del machismo de algunos representantes de la cultura vallenata la cual justifican porque están acostumbradas especialmente algunas mujeres que lo consideran parte de su cotidianidad. Así las cosas nunca van a cambiar para ellas. Sin embargo, el forzado beso de Poncho a Karen, inmovilizándole la cara para plantárselo en la boca es algo más, mucho más que una costumbre: es un delito tipificado y castigado en y por el Código Penal Colombiano. No es extraño que al famoso intérprete alguien se lo recordará al oido. De ahí la carta de excusas publicada por Poncho en caso de tener algún lío penal con la cantante. Obvio ella no lo va a hacer por ningún motivo. Mucho menos cuando en dos días saldrá al mercado su próximo trabajo discográfico y cree van a decir es una puesta en escena para atraer la atención de los seguidores de la música vallenata. Lo dejo patente en el comunicado publicado por ella, dónde se reafirma en su admiración a Poncho Zuleta, como para no ofenderlo o perder su apoyo, mientras ella es la agredida y de alguna manera la indignada. Una lánguida solicitud de respeto hacia las mujeres, sin la firmeza que debería llevar. Bajándole el tono a la situación Karen no va a conseguir más admiradores o, seguidores. Si le está dando una justificación al machismo atávico de esa región, dónde ellas son quienes más lo incentivan con su actitud sumisa, pasiva y permisiva. Mal por los dos artistas que dejan una mancha en el comportamiento de los cantantes del género.
