Fué en el año 2012, cuando la espectativa por el Concierto de Vicente Fernández en el Parque Simón Bolivar estaba en plena ebullición. Hacia un tiempito el Mexicano no se presentaba gratis en ningun escenario por eso la emoción cundia. La emisora elegida para transmitir el magno evento musical fué Olimpica Estéreo que afinó todos los detalles para la transmisión, la cual resultó óptima. El charro se lució. Fué tan generoso que hasta se puso un sombrero “vueltao“ con el logro de la emisora y poso para la foto correspondiente. El éxito total, más de cincuenta mil personas venidas desde diferentes lugares de Colombia y subidas hasta en los árboles. Don Vicente se conecto con el público y entrego lo mejor de su repertorio durante más de cuatro horas. Definitivamente era un monstruo cantando. Escondida detrás de los gigantes bafles que de puro milagro no me reventaron los tímpanos se encontraba ésta servidora encima del escenario, gracias a la intervención de Vicente Fernández Jr., su hijo mayor y manager quién me hizo jurarle no me iba a mover del sitio so pena que su papá se enojará y me mandará a sacar por la puerta de atrás. Lo cumplí y observe todo el ritual de don Chente en la tarima. Un tema cantado una visita a la mesita cocktelera bien surtida con licores de los cuales el tomaba un trago “para aclarar la garganta, según el“. Incansable en el escenario, se nutria de los aplausos del público y seguía y seguía hasta cuando ellos quisieran. Así se lo manifestaba a ellos ¿quieren mas? . Muchos, pero muchísimos recuerdos por sacar a a flote de don Vicente Fernández, hoy convertido en leyenda, como los grandes que hacen tantas cosas en su vida que pasan a la posteridad. ¡Adios don Vicente, nos queda su música. Gracias.