No es una fecha para celebrar. Es para CONMEMORAR las numerosas victimas del género femenino que cada día perecen víctimas de las agresiones físicas de sus contrarios aumentan cada vez más. No es solo la muerte, son las mutilaciones, abusos, bulling psicológico, humillaciones , ofensas, supresiones todo lo que la disminuya y lastime. Son huellas dolorosas marcadas en el alma, el corazón y la autoestima. Traumas físicos y mentales que no pueden superar sin ayuda especializada y la mayoría de las veces son trasmitidos de madres a hijas, formando una cadena irrompible de generación en generación. Por eso hoy y cada día se debe protestar contra estas conductas, especialmente masculinas aunque no se descarta las de otras personas del mismo género. Los abusos salen de todos lados. Abramos la mente y cambiemos la actitud. No somos propiedad de nadie, ni siquiera de nuestros padres. Comencemos en la casa a educar a nuestros hijos y parientes en la igualdad de género. Tantos derechos como obligaciones tenemos mujeres como hombres. No es enseñar a las niñas a cocinarle. plancharle, lavarle hacerle los servicios domésticos a los varones del hogar. Eso de guardarle los mejores alimentos de cada comida porque son hombrecitos no se vale. La igualdad debe imperar para lado y lado. Rompiendo esa camisa de fuerza atavica y reeducandonos comenzaremos a cambiar la mentalidad de las nuevas generaciones enseñandoles que la NO violencia contra las mujeres o cualquier ser humano o vivo, no tienen cabida en la vida actual. Proteste, grite, defiéndase. NO permita que la abusen física o psicológicamente.
