Observando atentamente las primeras emisiones de «Yo me llamo» el formato de Caracol que sigue siendo tan éxitoso como siempre, hay varias cosas para anotar. La primera es la inclusión de postulantes modernos buscando parecerse a figuras actuales de la música urbana como Bad Buny; Jose Balwin; Maluma; Ariana Grande, Camilo Echeverry entre otros de moda e ídolos de las nuevas generaciones y el otro el poco respeto por Amparo Grisales, conisderada el «coco» del jurado calificador por su rol de regañar y maltratar a algunos de los participantes con sus destemplados comentarios e hirientes palabras. La verdad lo interpreto como su rol dentro del jurado calificador la de hacer el show, dado su poco conocimiento musical en el cual si es graduado con honores César Escola el alma de los calificadores, papel reconocido y aceptado por todo el mundo y del cual hay montones de pruebas fehacientes. Caballeroso además para guardar un bajo perfil y no opacar la actuación de su compañera de pupitre. Los concursantes lo respetan de verdad. En cuanto a Yeison Jiménez el nuevo del trio su comportamiento ponderado, sus éxitos como cantante de música popular pero sobre todo su ausencia de «divismo» le han ganado el corazón del público y la admiración de quienes son juzgados en parte por él. Al hacer un balance de su labor hasta ahora, se nota el debilitamiento del rol de Amparo que aunque ella se empecine en ocultar con su proverbial soberbia de «no me gusta» y nada más como en el caso de Camilo Echeverry, el nuevo ídolo de la música urbana en Colombia y algunos paises de América Latina, pareceria ocultar más bien el desconocimiento de quién es y sus logros en el mundo de la música actual, como lo dio a entender el mismo «Yo me llamo» Camilo. Como quién dice Amparo esta desconectada de la vida músical de las generaciones actuales, quienes no tienen ni idea quién es ella y que hace en el jurado calificador porque poco o ningún respeto mucho miedo les inspira. Ella ya no «se llama».
