Uno de los escándalos del fin de semana en el mundo del entretenimiento, tiene que ver con la perorata subida a sus redes por el humorista «Robotman», participante en varias oportunidades de «Sábados Felices», dónde a pesar del talento que pregona de si mismo, no ha logrado clasificar para ser parte de los humoristas de plata del cotizado espacio. Se fué lanza en ristre contra el mismo espacio y algunos de sus integrantes, especialmente sus directivos, descalificándolos por su actitud hacia él. Entre chiste y chanza dice algunas verdades acerca de las causas de la crisis del espacio próximo a cumplir sus bodas de oro en el 2022, con el riesgo de salir del aire o tener una reestructuración total para ponerlo a tono con los cambios en los gustos de los televidentes que lo ubiquen en el siglo XXI y siga siendo competitivo y calando en el gusto de las nuevas generaciones de Colombianos. Hasta ahi todo bien. Sin embargo y a pesar de sus «aparentes» buenas intenciones» al criticarlo, se adivina en el fondo de sus comentarios resentimiento porque según él no le ha sido reconocido su talento ni las preferencias de la gente frente a sus puestas en escena a pesar de las varias veces como participante en las cuales ha estado compitiendo de tu a tu con los humoristas de planta o concursantes en la sección de «Cuentachistes». Reta a varios de ellos a medirse en tarima con él para demostrar quién es más fuerte frente a sus seguidores. Esa es la impresión que «Robotman» tiene de si mismo. Esta en todo su derecho tener un «ego» más grande o sobredimensionado de su talento. Sin embargo es un país entero seguidor de «Sábados Felices», actualmente de bajada, quién debe calificar el talento de él y sus competidores. Finalmente gracias a «Sábados Felices» tiene la poca o mucha imágen nacional de la que goza actualmente. No necesita auto-promocionarse el público le dará el lugar que merece. No hay necesidad de destruir el espacio dónde ha ganado visibilidad. Mucho cuidado con la vanidad exagerada.
