Desde el momento del accidente cuyas imágenes estremecieron a sus seguidores y al mundo vallenato, Ana del Castillo, la joven interprete del género ha sido protagonista de la noticia. Afortunadamente su poderosa voz, su talento, su carisma no se vieron afectados con el insuceso y como al ave fénix renace de entre las cenizas de la traumática situación. Mientras se repone de los daños físicos y psicológicos sigue con su promisoria carrera músical ya tiene propuesta de una disquera para grabar con ellos o, negociar su primer trabajo discográfico que está listo video incluido y el cual comenzará muy pronto a navegar en las redes. Seguramente le irá muy bien porque talento le sobra. La demanda contra su agresor Juan Mindiola es inevitable y se «supone» que hoy sus abogados la instauraran porque ella finalmente entendió y asumió su responsabilidad en los hechos como personaje público y decidió hablar. NO callar. Buen ejemplo de madurez. Ojalá y así lo siguieran muchas celebridades presas del síndrome de «la negación». Todo lo niegan así les pongan las pruebas frente a sus ojos. Ana del Castillo apenas comienza su tránsito hacia el éxito y con una dolorosa lección aprendida que la hará caminar con pies de plomo en adelante por el tortuoso sendero del éxito y la fama.
