Definitivamente en Colombia todos quieren a James Rodriguez, el ser humano, el hijo, el hermano, el sobrino, el nieto. Obvio igualmente al futbolista de tanto renombre en el exterior, especialmente Europa.  De visita en nuestro país después de finalizada la participación de Colombia en el Mundial de Fútbol de Rusia, todo el mundo ha hablado de su fiesta de cumpleaños celebrada en Santafé de Antioquia con la presentación de famosos como Jessi Uribe, Silvestre Dangond y obvio reguettoneros uno de los géneros músicales preferidos por el Cucuteño.  Por eso ha pasado de agache la visita relámpago que el astro del balompíe hizo a Ibagué, ciudad en la cual vive su abuela del alma a quién visitó para demostrarle su amor filial a su pariente a quién el adora.  Muy poquitos, los más allegados, cercanos al jugador disfrutaron de ésta privadísima e intima visita que no reseñaron los asistentes porque todos prefirieron el pantallazo de la rumba en Santafé de Antioquia con la cual le celebraron los veintisiete años del astro.  Un aplauso para James por su muestra de cariño, respeto y consideración a su abuela.  Allí no había estrellas del deporte sino un encuentro inesperado entre nieto y nana para el registro del sentimiento.  Eso dice un reconocido periodista deportivo de la capital Tolimense.  No chicanearon Silvestre ni Jessi como con la otra.