Sucedió hace algunos días en la Academia de actuación del reconocido Julio César Bustos que funciona en Bogotá hace muchos años, formando actores, actrices desde muy temprana edad, cuando uno de los alumnos notó la presencia inquietante y extraña de un personaje que se identificó como Jorge Alvaro Martínez, director de cine Venezolano pero quien realmente es Bumangués en búsqueda de actores y actrices para su próxima película en México. Curiosamente rondaba únicamente el sitio dónde están los más pequeños, los niños, los menores de edad a quienes tomaba fotos especialmente de los pies. Incluso lo hizo con un chiquillo cuando salia del baño. Al ser requerido por Julio César el personaje dió todo tipo de justificaciones y escondió un celular. Llegada la Policia Nacional y encontrado el aparato telefónico, el personaje de marras olvido las claves por eso no podían acceder el contenido. ¡Cuando finalmente lo lograron, oh, sorpresa fotos prohibidas de menores de edad por montones!. Ante la evidencia de supuesta pornografía infantil, el flamante director de cine argumentó que le habían hackeado sus redes y las fotos no eran de él. Otro de los alumnos de Julio César, quién se pellizco con las actividades de Jorge Alvaro, recibió un mensaje del señor pidiéndole fotos de sus órganos genitales a lo cual indignado se negó. Ahora no son fotos impúdicas sino amenazas lo que le envia. ¡Atención! directores y dueños de establecimientos dónde aglutinen menores de edad, porque los pederastas andan sueltos. La responsabilidad es de ustedes. Afortunadamente Julio César se pellizcó a tiempo y tomó las medidas de rigor para frenar al peligroso personaje. Hasta le hizo borrar la foto fondo de pantalla de uno de sus celulares dónde aparecía con un niño de su Academia. La pregunta es ¿porqué las autoridades dejaron libre al sujeto que ahora está acusando a sus denunciantes de haberle dañado, su honra, su imágen por lo cual los enviará a la cárcel? La justicia al revés.