Un verdadero tsunami esta formándose en las instalaciones de R.C.N. Radio por los cambios que «Supuestamente» se avecinan. Lo curioso es que quienes están tomando las riendas de la empresa son figuras reconocidas en su especialidad cada uno, con amplísima experiencia en los temas y éxitos a la vista en su gestión. Ya tomó las riendas del noticiero el veterano hombre de los medios y político Juan Lozano, y la verdad se respira y se siente al aire otra atmósfera más imparcial, es un nombramiento acertado, por otro lado se habla de la llegada del veterano Alejandro Villalobos director de La Mega y la F.M., a manejar toda la radio de los pechiamarillos al lado de Tito López a quién traen desde México porque «supuestamente» Jorge Roa saldrá de éste cargo. Llega Ricardo Alarcón quién tuviera las riendas de Radio Caracol muchos años como titular y asesor, junto con Carlos Briken para estar en esta misma labor al lado del Presidente de R.C.N. Fernando Molina de quién se comenta que ahora sí de verdad, verdad se pensionará. Al parecer todos estos movimientos se venían planeando desde hace rato hasta que ahora se harán realidad. Lo curioso es que el promedio de edad de las nuevas adquisiciones está entre los cincuentas para arriba de edad, dueños de experiencia, conocimiento, contactos y una cancha impresionante. Palabras más, palabras menos tienen que recuperar a los «viejitos, catanos» como peyorativamente los denominan algunos de los «nuevos» talentos de la radio y la televisión para lograr resultados porque a quienes a pesar de su juventud y de tener la oportunidad de sus vidas no lograron aprovecharla como debieran. Las esperanzas están puestas en los viejitos. Esperamos que la nueva R.C.N. Radio no sea una desvaida copia de Caracol T.V., sino una propuesta acorde a las circunstancias de la radio actual. Esperaremos resultados.

Un tsunami se avecina por los lados de la torre sonora de R.C.N. con cambios vitales en los cargos ejecutivos de la empresa radial. Los menospreciados «viejitos, catanos» estan volviendo a rescatar el prestigio de la vapuleada organización de las ondas hertzianas que los «jóvenes» talentos no lograron hacer.